Los Caballeros de la Orden de Santiago

Historia de la Orden

La Orden de Santiago es una de las órdenes religioso-militares más famosas de nuestra historia. Rodeada de mitos y leyendas, la Orden y sus caballeros se han convertido en una seña de identidad a lo largo de los siglos del Camino de Santiago y sus peregrinos.

Creada en el siglo XII en el Reino de León, se dice que tuvo 2 orígenes. Uno militar, cuando el rey Fernando II de León y el obispo de Salamanca encargaron a 13 caballeros la defensa de la ciudad de Cáceres ante los musulmanes. Encabezados por Pedro Fernández de Fuentencalada, estos caballeros, arrepentidos de su vida licenciosa, se unieron para luchar y salvaguardar las fronteras de lo que hoy conocemos como Extremadura.

Además, defendían a todos los peregrinos que hacían el Camino de Santiago, siguiendo los pasos de los canónigos regulares de San Agustín. De ahí, su también origen religioso.

Su fundación se estableció el 29 de julio de 1170 y se denominaron Orden de Santiago.

La Corona les fue dando posesiones y poder a lo largo de los siglos mientras que ellos prometían ayudar en todo lo que pudieran en la defensa de los confines del reino católico. Su misión: “el servicio de Dios, el ensalzamiento y defensa de la Christiana religión y Fee catholica y la defensa de la República Christiana.”

Su distintivo es la insignia de la cruz gules que simula a una espada con forma de flor de lis tanto en los brazos como en la empuñadura de la espada, la capa y el estandarte y cuyo significado es la representación del martirio del apóstol Santiago.

Para entrar a formar parte de la Orden se debía probar que los cuatro primeros apellidos del aspirante eran de hijodalgo, con sangre pura, sus ascendientes no debían haber tenido trabajos manuales ni podían haber sido difamados o juzgados, su sangre no debía tener rastro de la judía, pagana, musulmana, conversa  o hereje. Además, debían pasar 3 meses en las galeras y residir durante 1 mes en el monasterio asignado para así poder aprender la Regla de la Orden.

Pero ¿en qué consistía la Regla de la Orden de Santiago?

Se trataba de una regla mucho más suave que la de otras órdenes religioso-militares ya que aceptaban los votos de pobreza y obediencia pero no el de castidad. De hecho, muchos de los caballeros estaban casados y convivían con sus esposas en los monasterios. La castidad sólo era para antes y después del matrimonio, la fidelidad duraba mientras estaba vigente el matrimonio.

Obligatoriamente debían acudir diariamente a misa y rezar 23 Padre nuestros al día, además de ayunar 2 Cuaresmas y cada domingo tomar el sacramento de la Eucaristía.

Para que hubiera un orden, los caballeros se dividían en 3 clases, los freires, los caballeros estrechos y los religiosos. A los primeros los lideraba el gran maestre mientras que a los religiosos era el prior. A todos se les denominaba freyles y disfrutaban de la exención de la jurisdicción real, del clero secular y el sometimiento de la Santa Sede.

Su fama y respeto hicieron de ella la Orden con más posesiones llegando a tener 178 aldeas y condados, 83 encomiendas, 5 hospitales, 200 parroquias, 5 conventos y la Universidad de Salamanca, entre otras posesiones entre España, Francia, Portugal, Italia, Hungría y Palestina.

Así pues, podemos decir que la Orden de Santiago ha sido una de las más poderosas y ricas de nuestra historia, llegando a mantenerse en la actualidad, aunque con otras directrices y otros fines.

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